El Museo es un espacio que acopia, conserva y muestra objetos naturales, científicos, artísticos, técnicos e históricos. La educación y la cultura son parte de su misión cotidiana, con una visión de largo plazo institucional y social. El Museo es una institución encargada de coleccionar, conservar, investigar, educar y difundir su objeto para trascender en el tiempo y mostrar la riqueza de la identidad social e histórica. El conocimiento y su divulgación son una razón de ser de los recintos museísticos en el mundo. Son parte indiscutible de la identidad de un sitio, un periodo, una expresión, una cultura o un ambiente. Son también un objeto principal de la historiografía, por medio de los guiones o explicaciones que se brindan sobre el origen, razón o ser de un objeto o un conjunto de objetos, de acuerdo con los temas que el museo privilegia a través de su origen y objetivos.
Existen 1, 399 museos registrados en México, de acuerdo con cifras oficiales. En 1790 se inauguró el primer museo en la ciudad de México, dedicado a la flora y la fauna. En 1825 se fundó el primer Museo Nacional Mexicano. La iniciativa de su creación fue del presidente Guadalupe Victoria, compuesto por piezas arqueológicas que pertenecían a la Real y Pontificia Universidad de México. Con el tiempo, este mUseo se partió en dos, uno en Museo de Historia Natural en 1909 y, otro, en Museo Nacional de Antropología, Historia y Etnografía, que se fundó en 1910. Ya en 1886 se inauguró el Museo Regional Michoacano, ejemplo que siguieron en Guadalajara, Oaxaca, Mérida y Saltillo. 38 museos había en la república mexicana a inicios del siglo XX. Hacia 1940 se creó el Museo de Antropología, con las colecciones del fundado en 1910, que se habían ampliado. En 1944 se inauguró el Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec. Y en 1964 se fundó el Museo Nacional de Antropología e Historia, con la magna colección de arqueología mexicana. Un año después se creó el Museo Nacional de las Culturas con las colecciones que habían sido del Museo Nacional.
Los Museos en México crecieron y crecieron durante todo el siglo XX e inicios del actual siglo. Museos de arqueología, historia, arte, ciencia, tecnología, familiares, personales, empresariales e infantiles fueron construidos o establecidos con frecuencia y constancia. En los 32 estados de la república se expandieron los recintos museísticos durante el siglo XX. Según cifras del 2002, en cada estado había, al menos, cinco museos en promedio, aunque en algunos abundaron, como en la ciudad de México, Estado de México, Jalisco, sobre pasando incluso la centena en cada uno. Museos públicos, comunitarios, privados y llamados mixtos. Los museos temáticos abundaron, hechos por sindicatos, organizaciones particulares, familias y empresarios, mecenas artísticos o de la cultura popular, universitarios y profesionales, de la mujer, de las constituciones, de la anatomía humana, teatrales, dedicados a artistas, bibliotecarios, documentales, del cine y la televisión, fotografía, y un largo etcétera.
Dependientes del gobierno federal, de los gobiernos de los estados y municipios, los museos también fueron creados o mantenidos por universidades y organismos privados. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), se instituyeron como los garantes del patrimonio museístico de parte del gobierno mexicano, prácticamente desde el decenio de los cuarentas. Instituciones locales hicieron lo propio mediante gobiernos de los estados de la república o los municipios.
En México, se consideraron a los museos como parte de la necesidad de la enseñanza básica, medio básica y superior. Filas y filas de estudiantes fueron el público cautivo de los museos de todo tipo. Los chicos con su libretita anotando datos y datos sobre el origen de cada objeto mostrado era muy común en todos los lugares. Pero también, los museos fueron considerados espacios turísticos de primera línea. Filas y filas de turistas de todo el mundo formados para ver los objetos y leer las cédulas de cada uno. Los museos se convirtieron entonces en fuentes de saber y conocimiento en diversas temáticas, fueron los difusores de la identidad cultural. Su importancia fue principalísima para las políticas educativas, culturales y turísticas de los gobiernos de todos los niveles.
Los políticos o funcionarios en México, por lo regular, ponen en sus programas de gobierno la creación de museos, de acuerdo con la conveniencia del territorio que gobiernan o a los intereses que cumplen, públicos o privados. Vinculados a la política educativa o cultural, los museos han cumplido una función política muy importante en la historia de México y, con ellos, la historiografía ha jugado un papel fundamental por la participación de historiadores locales, profesionales y divulgadores en la elaboración de contenidos para explicar o entender la trayectoria de determinados objetos o colecciones o de la misión misma de los recintos.
Poco se ha escrito sobre la historia de los museos en México, excepto por una historia elaborada por Miguel Ángel Fernández, publicada en 1988, o los trabajos periodísticos de Raquel Tibol o Gerardo Ochoa Sandy en diversos espacios. Útil ha resultado el Atlas de infraestructura cultural que se publicó en el 2003 por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, que permitió ver el patrimonio museístico del país en los estados de la república y en las ciudades, para abordar análisis que permitan entender la oferta museística en función de las poblaciones y las necesidades educativas o culturales de la sociedad. Lo que es un hecho, sin duda, es que los museos en México han tenido una evolución importante, con momentos estelares en 1944 y 1964 o, aún más, durante las dos primeras décadas del siglo XXI. La inversión en la hechura de los museos ha sido constante. El problema de hacerlos no es tal, sino más bien su mantenimiento a futuro, ya que se han requerido presupuestos altos en infraestructura física, humana y, lo más importante, en renovar el conocimiento de los objetos y exposiciones que resguardan, incluyendo sus contextos.
El auge de museos en México ha mostrado una gran inversión financiera, pero también un gran interés por el conocimiento y difusión de la cultura del país en todos los estados de la república o en los municipios. Los gobiernos de todos los niveles han invertido en estos recintos del saber y el conocimiento para difundir el pasado o el presente de la sociedad, siempre con un tinte educativo y cultural y turístico o de folklor. Realzar la trayectoria histórica o artística o arqueológica o científica de la comunidad ha sido una cuestión importante para el crecimiento de los museos. Existe la tendencia, sin embargo, de que los museos se identifiquen con la cultura popular de los lugares o se dediquen a materias fuera de lugar con espectáculos o labores técnicas o fuera del tema que los caracteriza, más que en la materia por la cual fueron creados en historia, mundo natural o cuestión artística.
La utilidad de los museos reside en su impacto educativo, turístico y cultural. El impacto en la localidad, municipio, estado o a nivel nacional, es importante e implica una inversión financiera y de conocimiento y difusión constantes. La renovación de colecciones o la sustancia del conocimiento que se difunde implican profesionalidad de las personas que trabajan en los recintos. En México, la especialización laboral de los museos deja mucho que desear en el enfoque de investigación que se requiere. Muchos recurren a historiadores profesionales o especializados para hacer las cédulas de identificación o los textos explicativos de contenido. Esto sin contar, el trabajo especializado de restauradores y conservadores de objetos. La inversión en recursos humanos es cuantiosa, ya ni se diga en el mantenimiento.
En México, los museos dedicados a la arqueología y a la historia abundan en todos los estados de la república y en algunos municipios. El interés por la historia de la comunidad o la localidad o el estado es grande, reforzando el conocimiento del ámbito educativo y cultural de la sociedad. Muchos museos hacen una labor adicional en la concertación de visitas guiadas en las escuelas, con tal de acrecentar el nivel del público que los visita. Esta labor es buena para cumplir las misiones de los recintos que resguardan la historia, el arte y la cultura. Hay museos pequeños, sin embargo, que no tienen capacidad para recibir mucha gente, sobreviven de los presupuestos gubernamentales. Muchos museos confunden el arte popular o el espectáculo para atraer gente, funcionan como casas de cultura, lo que desmerece sus contenidos y especialización, aunque esto se maquilla con la finalidad de brindar cifras de asistencia que luego no corresponden con la realidad cualitativa.
Los museos están conectados con la historiografía mediante investigaciones y publicaciones, ahora mucho más con la muestra de contenidos digitales en páginas web y redes sociales. Para mucha gente no es indispensable acudir a los museos y disfrutar de sus contenidos, porque ahora se visualizan mediante internet, incluso para tomar la información que se les pide a los estudiantes en las escuelas o, simplemente, por gusto de visualizar objetos y explicaciones que se contienen. La muestra del contenido de los museos en la web es una muy buena opción para difundir sus colecciones o muestras específicas. Grandes museos del mundo han tenido mucho éxito con su presencia en el mundo digital.
Los museos están en crisis en México por la carencia de recursos financieros y lo que implica en la difusión. Los museos, en la mayoría de los casos, son elefantes blancos sin una prospectiva de futuro de éxito. Ahora, con la crisis de la pandemia por el covid19, los museos han entrado en un letargo impresionante por la baja de la asistencia del público y la carencia de recursos oficiales o privados.
La alternativa de sobrevivir, sin duda, es el mundo digital para mostrar sus contenidos en todas las dimensiones. Las visitas digitales son la punta de lanza para que los museos sobrevivan y sigan exponiendo sus temas relacionados con la identidad histórica o estética o artística o científica. México no necesita más museos por el momento. La infraestructura actual es suficientemente vasta para atender a la población vía web.
La cultura digital está implicando la readecuación de los museos físicos a la estructura electrónica, de tal forma que lo que muestran y divulgan los museos esté a tono con la interacción con ese mundo que existe digitalmente. Los procesos de emisión deben cambiar desde los museos físicos, mostrando lo que muestran y explicando su razón de ser en el mundo presente.
La tecnología digital y de la comunicación realza el papel de los museos en la sociedad, ya que divulga ampliamente sus contenidos y significados simbólicos a nivel mundial. Los museos físicos deben cambiar y andar hacia allá, contemplando una mínima recepción presencial. Reforzar los contenidos de las muestras con imágenes revoluciona, indiscutiblemente, el papel de los museos.
Gracias por este artículo, es una perfecta guía para conocer la historia de los museos, define muy bien como fueron creciendo en número pero sobre todo puntualiza la relevancia del papel de los museos en México al mismo tiempo que identifica la problemática por la que atraviesan actualmente.
ResponderBorrarMe gustó mucho!