noviembre 21, 2021

¿Qué es novela histórica?

 

Antes de la pandemia era miembro de un grupo de novela histórica en el cara libro (Facebook). Tenía seguidores en todo el planeta. Libros y libros, autores y autores, se reseñaban en el grupo todos los días. La interacción era cotidiana, llegó a ser poco enriquecedora la información. Los administradores eran muy autoritarios y censuraban las polémicas que se daban, o aquellas discusiones sobre consideraciones o diferencias entre los usuarios. Todos los días se reseñaban libros y libros sobre novela histórica enfocada a diversos periodos o acontecimientos históricos, sobre todo españoles o europeos, pocos latinoamericanos. Los mismos lectores o los autores o las editoriales participaban activamente en reseñar los libros aparecidos. Gran parte de seguidores interactuaban para que se les reseñaran las obras y así tener un criterio de compra, buena cantidad se notaba que ni leía, pero la interacción daba idea de la producción de novela histórica, sus autores, sus temas, sus periodos. Las obras relacionadas con la antigua Grecia o Roma o los egipcios, junto a la Edad Media abundaban, algunas más sobre el siglo XIX, o sobre las guerras mundiales del siglo XX. Los autores ingleses se llevaban las palmas como los mejores escritores en el género, seguidos por los españoles, uno que otro italiano o algún francés o alemán, pocos, muy pocos, provenientes de México, Argentina, Brasil, Colombia, Cuba o Estados Unidos. Las editoriales españolas se llevaban las palmas de las reseñas y la publicidad de portadas y autores laureados por todos sitios. Los lectores entusiastas enloquecían ante varias obras, otros evidenciaban su falta de conocimiento y de lectura real, los más. Que de qué se trata, que la trama de los personajes, que si era cierto el contexto histórico, que las fuentes, que los periodos históricos, que si esto era así o no, que las ficciones no eran verídicas, que si era historia o literatura, que si era ficción o realidad, etcétera.

Todo lo anterior reflejaba el interés acerca de lo que se llama como novela histórica, que finalmente es una producción que hilvana la ficción con la realidad de un periodo o espacio de la historia, con personajes reales o ficticios. La ambientación histórica es el marco donde actúan los personajes inventados o reales. La historia novelada, como muchos la definen, son piezas de lectura o visuales que recrean o inventan, que pueden o no ser fidedignas. La escritura casi siempre es amena con situaciones narrativas interesantes y curiosas o impactantes. La recurrencia a la muerte, la sangre, el asesinato, la guerra, la expedición, el amor, la infidelidad, la deslealtad o la traición, la lucha de poder, la fealdad o la belleza, representan elementos narrativos que refieren a una vida cotidiana, a una mentalidad o a una forma de ser de los personajes que tejen la historia del lado más ligado al momento histórico de un lugar o país o un conjunto de países, o a un hecho histórico efervescente y complejo donde se insertan los personajes o las situaciones.

La novela histórica cuenta y narra la historia con un claro sesgo ficticio, nada confiable para saber acerca de un hecho o acontecimiento histórico o los rasgos de un personaje de la historia, pero entretenida para el lector o el que ve una película o serie o producción electrónica o digital. El enfoque de la novela puede ser de aventuras, guerras, misterios, fantasías, policiaca, ambientalista, vida cotidiana, religión, y un sin fin de temas que hilvanan lo histórico con lo ficticio. Es un género válido y muy popular, sin duda, utilizado recurrentemente por la literatura desde hace siglos. Muchas veces confundido con la crónica o la autobiografía o incluso la biografía, el género literario de la novela histórica también ha servido para brindar conocimientos sobre determinado periodo histórico o el actuar de ciertos personajes históricos cuyas vidas son recreadas para el conocimiento del común lector. La novela histórica es literatura, no historiografía. Es un género de divulgación del pasado, para nada vinculado con la historiografía profesional o científica, que demasiados confunden o intentan entremezclar.

En México, la novela histórica ha sido muy popular, sobre todo desde el siglo XIX. Grandes escritores han cultivado este género literario. A inicios del siglo XXI, la editorial Planeta y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México publicaron una vasta colección titulada “Grandes novelas de la historia mexicana”, siguiendo aquellas colecciones que se hicieron para los casos de España o Argentina. La selección estuvo a cargo de importantes historiadores de la literatura y se publicaron más de cien libros, abarcando el género de los siglos XIX y XX. Sería imposible mencionar títulos y autores de esta colección, mucho más de aquella que a lo largo del tiempo se ha publicado hasta la actualidad. La novela histórica es un género amplísimo, hasta varios académicos han pugnado porque el aprendizaje de la historia mexicana debería basarse en esta producción literaria, porque además esto estimularía o fomentaría la lectura de la población. Esta propuesta, lamentablemente, es errónea porque el tema de la ficción para nada estaría coincidiendo con los parámetros de enseñanza y aprendizaje de la historia en el ámbito académico. En lo que si influye la novela histórica es, sin duda, en el fomento y estímulo de la lectura entre la población interesada en personajes, periodos o acontecimientos de importancia.

La novela histórica goza de gran popularidad en la población lectora, porque causa interés desentrañar historias y entuertos, entresijos y curiosidades, misterios o hechos de sangre y muerte, amoríos y espionajes o, también, descubrir oscuridades en el curso de los acontecimientos. El género da para la curiosidad y la resolución de grandes misterios o curiosidades. La narración ágil al contar la historia es otra gran cualidad.

Los grandes autores de la novela histórica en México son innumerables. Eligio Ancona, Victoriano Salado Álvarez, Juan Díaz Covarrubias, Ignacio Manuel Altamirano, Guillermo Prieto, Rafael Zayas Enríquez, José María Heredia, Justo Sierra, Vicente Riva Palacio, Heriberto Frías, Juan A. Mateos, etcétera, para el siglo XIX; Artemio de Valle Arizpe, Martín Luis Guzmán, Mariano Azuela, José Fuentes Mares, Rafael F. Muñoz, Jorge Ibargüengoitia, Luis Spota, Mauricio Magdaleno, Carlos Fuentes, Rosa Beltrán, Fernando del Paso, Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis, José Manuel Villalpando, Francisco Martín Moreno, Enrique Serna, entre muchísimos más, para el siglo XX. La lista sería interminable por supuesto, lo que refiere, sin duda, a la gran producción en torno a la novela histórica en México.

Ya en 2004, se reflexionaba sobre la novela histórica en México. Había que deslindar varias cuestiones: “Las coincidencias y las divergencias entre la historia y la novela histórica remiten a un problema de perspectivas, cuya determinación constituye otro problema que a veces se vuelve ineludible para los historiadores y los especialistas de la literatura. Es obvio que un lector no profesional de novelas raramente haría una distinción escrita entre los géneros, ¿qué más da que el novelista visite archivos para documentar temas en los que inserta sus ficciones si lo que en verdad cuenta es su capacidad para recrear los dramas humanos independientemente del tiempo y el lugar en que ocurran?”. (Conrado Hernández López, “Presentación. De la historia y la novela histórica a las perspectivas de análisis”, en … Historia y novela histórica, México, El Colegio de Michoacán, 2004, p. 13).

La confrontación entre realidad y ficción parece ser la diferencia tajante entre historia y novela histórica. Sin embargo, parece ser que desde siempre se han compenetrado e influido para determinados periodos de la historia o ciertos personajes históricos de raigambre e importancia para una comunidad. Sin embargo, los lectores son los que han tenido la última palabra en cuanto a la verdad o la ficción de los hechos. Es ahí donde reside, sin duda, la diferenciación, en la evaluación pública de ciertos acontecimientos. En esta materia, sin duda, influye la capacidad que tiene la divulgación histórica en cuanto a la atracción de la curiosidad y el interés de la lectura del pasado.

Ambas formas de contar la historia del pasado se complementan y mezclan, tanto en la hechura como en la lectura. Finalmente, de lo que se trata es el conocimiento del pasado.

 

 

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