diciembre 19, 2021

Revistas de Historia en México, un recuento

 

La profesionalización de la historia en México incentivó la aparición de las revistas académicas muy avanzado el siglo XX. Las revistas comenzaron a ser espacios de divulgación de los avances o logros de la investigación en el decenio de los cuarentas. Fueron buenos espacios para el intercambio académico o el debate historiográfico sobre determinados periodos históricos o temas monográficos de interés para la comunidad de historiadores y público interesado, igual para la vocación multidisciplinar en ciencias sociales y humanidades. También fueron buenos espacios para los estudiantes de licenciatura, maestrías o doctorados en ciencias sociales y humanidades, tanto para leer y aprender como para colaborar con artículos o reseñas.

El intercambio académico entre historiadores se estimuló bastante con la aparición de las revistas académicas, primero, con las de divulgación, después. Estudiosos y temáticas se entremezclaron en la conformación de interesantes revistas, con artículos especializados, reseñas de trabajos publicados o aparición de noticias o testimonios documentales. En muchos casos, la identidad institucional se vio reflejada en las revistas trimestrales, semestrales o anuales. El intercambio académico es parte de la identidad de las revistas. Los historiadores mexicanos y extranjeros se entrelazaron en revistas importantísimas para la historiografía mexicana. Los temas de historia también inundaron las revistas de sociología, ciencia política, relaciones internacionales, economía, antropología y cultura. Los lazos multidisciplinarios fueron indudables.

Ya en 1942, la revista Cuadernos Americanos, fundada en México por Juan Larrea Celayeta y avalada por el importante intelectual mexicano Alfonso Reyes, abrió brecha en el tema de la historia y la cultura para contar con un espacio de intercambio en torno a los estudios y reflexiones que se emprendían por los estudiosos del mundo hispanoamericano. Le siguió, indudablemente, la revista Problemas Agrícolas e Industriales de México, que comenzó a publicarse en el año de 1946 de manera trimestral, y que ahondó en temas del mundo contemporáneo y donde participaron un buen número de investigadores estadounidenses, europeos y mexicanos, ligados a problemas económicos que se abordaban desde el punto de vista de la historia. Ahí participaron también funcionarios públicos o intelectuales oficialistas, sin descartar aquellos estudiosos vinculados a diversas corrientes políticas que abordaron los problemas sociales y económicos de su tiempo. Se publicó hasta 1959, brindando un panorama interesante sobre la historia de México y sus problemas. Los temas sobre agricultura, regiones, irrigación, política agraria, sociológicos, economía política, industrialización, hacienda, ganadería, petróleo, pesca y de historia, fueron parte destacada de la revista.

Desde 1938, la revista Christus, de la Compañía de Jesús, comenzó a publicar artículos relacionados con la historia de la Iglesia católica en México, en especial sobre el desempeño de la orden jesuita. Hasta la fecha, esta revista mensual es publicada, con la participación de historiadores católicos o académicos incluso. Esta es una revista de divulgación de amplia circulación.

Muy significativa fue la aparición, desde 1937, de los famosos y prestigiados Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional, que se ha dedicado a variados e infinitos temas vinculados a la historia del arte mexicano y de otras latitudes y que permanece en el tiempo, cada número muestra una amalgama de temas relacionados con la historia del arte muy enriquecedores. En 1939, la Revista Mexicana de Sociología fue fundada y desde entonces sus análisis antropológicos o sociológicos o provenientes de la ciencia política fueron de gran importancia. Desde entonces, en varios números, el complemento de la historia nacional o global ha formado parte de sus índices. En 1941 comenzó a salir la Revista Investigación Económica, comandada pro Jesús Silva-Herzog desde la UNAM, que además de publicar artículos sobre análisis económico, la historia económica no quedó descartada, aún se sigue publicando con claras tendencias hacia la historia local-regional, nacional e internacional de la dinámica económica.

En 1951 se publicó la revista Historia Mexicana, por parte del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México, de gran trayectoria, prestigio y actualidad en la historiografía, y que ha abarcado periodos, temas o corrientes de todos los periodos de la historia de México o de otros países, principalmente de América Latina. Daniel Cosío Villegas fue el primer director de esta prestigiada revista. Impulsor también fue Alfonso Reyes. Ha sido dirigida por Luis Muro, Luis González y González, Josefina Zoraida Vázquez, Enrique Florescano, Bernardo García Martínez, Clara E. Lida, Solange Alberro, entre otros. Es una de las más importantes y prestigiadas revistas académicas de México, marcando corrientes y tendencias historiográficas muy destacadas.

En 1960, el propio Colegio de México comenzó a publicar la revista Foro Internacional, importante en el amplio campo de las relaciones internacionales y la diplomacia, con estudios históricos incluidos. Esta revista se convirtió en una revista global, hecha con especial atención en el tema, alcanzando un prestigio muy alto. Con esta misma tendencia, desde 1973, se publicó la Revista Relaciones Internacionales, conformada por el Centro de Relaciones Internacionales de la UNAM, que también ha subsistido en el tiempo, con artículos académicos de la historia de las relaciones internacionales mexicanas y el análisis diplomático.

En 1959 se comenzó a publicar Estudios de Cultura Náhuatl, en el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, también con gran prestigio académico hasta la fecha, donde se han publicado importantes fuentes documentales, códices o textos indígenas, con temas relacionados con la historia, la etnografía, la lingüística o de antropología cultural, del periodo prehispánico, colonial o del periodo independiente.

Hacia 1965 se comenzó a publicar Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México en el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, conteniendo artículos, reseñas y documentos vinculados con los periodos de la independencia, el periodo de anarquía entre conservadores y liberales, la reforma liberal, el imperio francés, la república restaurada, el porfiriato, la revolución, la posrevolución y el periodo contemporáneo. Un año después, en 1966, el propio Instituto comenzó a publicar la importante revista Estudios de Historia Novohispana, enfocada a la historia de Nueva España en sus distintos aspectos económicos, sociales, políticos y culturales, contando con un importante análisis historiográfico o documental sobre esa etapa de trescientos años que los investigadores comenzaron a trabajar con ahínco y dedicación.

Desde 1961 se comenzó a publicar Estudios de Cultura Maya desde la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, avalada por su primer director Efrén del Pozo, y mediante el Seminario de Cultura Maya, con la finalidad de publicar avances y logros en torno al conocimiento de la civilización maya, desde un punto de vista histórico y multidisciplinar. Desde 1963 se publicó Cristianismo y sociedad, dedicada a temas relacionados con la religión, donde se publicaron trabajos históricos o de análisis de la religiosidad, muy popular en el decenio de los noventa. Antropología e historia se entrelazaron con varias colaboraciones académicas sobre las religiones en general.

Desde 1974 se publicó Cuadernos Políticos, por parte de la editorial Era, que se convirtió en una revista influyente en cuanto a la historia del pensamiento crítico latinoamericano, enfocado a las ciencias sociales en general, pero con artículos históricos marxistas o de izquierda. Se publicó hasta 1990 con gran éxito e influencia. En 1975 se editó Nueva Antropología, por parte de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), con textos etnográficos e históricos muy marcados, pero abarcando ciertos temas de política y sociedad. Por el estilo, también salió a la luz Historia y sociedad, como una revista abocada al estudio del pensamiento marxista latinoamericano, que se publicaba desde 1965, con importantes intelectuales provenientes de la izquierda y trabajos de historia latinoamericana, unos con fuerte carga antropológica o histórica. En ese tenor nació, desde 1977, la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, donde el análisis político y sociológico marcó temas históricos igualmente, con marcada concentración en la historia moderna y contemporánea de México, publicada por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Una segunda oleada de revistas dedicadas a la historia se dio desde los ochenta del siglo anterior. Históricas nació en 1979 como boletín de difusión del Instituto de Investigaciones Históricas, con marcada tendencia divulgadora de los quehaceres de investigación de los estudiosos de ese Instituto; Relaciones, Estudios de Historia y Sociedad de 1980, creada en El Colegio de Michoacán para dar espacio a los investigadores enfocados a los estudios regionales del occidente del país, aunque después se abrió a otros espacios locales o regionales en la historia y las ciencias sociales; en ese mismo año comenzó a aparecer Cuicuilco, revista de Ciencias Antropológicas, editada por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), con una clara tendencia a los estudios locales-regionales, la etnografía y la historia o la antropología en general; en 1982 se publicó la revista Encuentro por parte de El Colegio de Jalisco, con la participación de historiadores regionalistas que trabajaban el occidente mexicano y otros temas, pero concentrándose en la historia jalisciense; Estudios, filosofía, historia, letras, que publicó desde 1984 el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), con vocación por la multidisciplinariedad y espacio para la difusión de los profesores adscritos, pretendió abrirse a la globalidad de las ciencias sociales con una perspectiva cultural; en 1978 comenzó a publicarse Trace, un boletín del Centro de Estudios Mexicanos y Centro Americanos (CEMCA), sobre las investigaciones de estudiosos franceses en México, como parte de las labores de la embajada francesa, que fue una experiencia interesante por los estudios que se emprendían desde un enfoque local y regional, sobre todo, del periodo contemporáneo, y con extensión a los países de centroamérica; Mexican Studies/Estudios Mexicanos, desde 1984, en un proyecto conjunto entre la UNAM y la Universidad de California, que estimuló el intercambio académico entre estudiosos mexicanos y estadounidenses, abarcando temas y periodos de la historia de México desde los enfoques históricos, culturales, políticos, sociales, económicos, pero centrándose en la etapa contemporánea; desde 1983, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) de la SEP, publicó Anales, con avances de investigación sobre antropología e historia con enfoque regionalista, aparecieron año por año varios volúmenes dando cuenta de historias locales y regionales sobre todo; en 1985 nació Secuencia, revista de historia y ciencias sociales, propuesta multidisciplinaria dentro del Instituto Dr. José María Luis Mora, enfocado principalmente, en un inicio, a los estudios regionales y a la sociología política, después a la historiografía y a la divulgación histórica; desde 1987 nació Tzintzun, editada por la Universidad de San Nicolás de Hidalgo, enfocada a los estudios históricos locales y regionales, que abrió brecha en el camino en torno a los estudios michoacanos y de otras latitudes después; ese mismo año apareció Argumentos, estudios críticos de la sociedad, enfocada a las ciencias sociales y las humanidades y el análisis historiográfico, hecha en la Universidad Autónoma Metropolitana de Xochimilco; en 1986 nació Siglo XIX, cuadernos de historia, ideada y coordinada por Mario Cerutti desde la Universidad Autónoma de Nuevo León, luego coeditada con el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora de la SEP-CONACYT, que pronto se convirtió en un espacio importante para los estudios de historia económica y regional de México.

No se debe dejar de anotar la influencia dentro de la historiografía y la divulgación histórica que representaron las revistas Plural (1971-1976), Vuelta (1976-1998), Nexos (1978-a la fecha), Letras Libres (1999-a la fecha), ya que en muchos números aparecieron artículos de carácter histórico y la participación frecuente de importantes historiadores, sobre distintos tópicos que marcaron momentos de divulgación acerca de acontecimientos, personajes o circunstancias históricas o, incluso, como parte de la difusión de las obras de los historiadores. Octavio Paz y Enrique Krauze fueron impulsores de la divulgación del conocimiento histórico. Fue el caso también de Metapolítica, guardadas las proporciones, editada por César Cansino en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), desde 1997.

La fragmentación de los estudios históricos mexicanos, principalmente, por la emergencia de los estudios locales y regionales o la historia social o cultural, así como en el análisis historiográfico o el enfoque de la historia económica, implicó un acrecentamiento de las publicaciones de revistas académicas, unas con éxito y otras de breve vida, en la última década del siglo XX. Podemos mencionar a Historia y Grafía, editada por la Universidad Iberoamericana, desde 1993; Eslabones, revista semestral de estudios regionales, desde 1990, hecha por la Sociedad Nacional de Estudios Regionales A.C., y coordinada por Carlos Martínez Assad; en ese mismo año nació Estudios Jaliscienses, editada en El Colegio de Jalisco, con la labor editorial de importantes historiadores como José María Muriá, Jaime Olveda y Agustín Vaca, enfocada a los estudios locales; Desacatos, revista de ciencias sociales, cuyos primeros números aparecieron en 1999, hecha dentro del CIESAS; en 1994 apareció Dimensión Antropológica, hecha con una tendencia histórica clara y con enfoque antropológico como lo indica su nombre, y editada en el INAH; este mismo año también, desde la Universidad de Guadalajara, se comenzó a publicar Estudios del Hombre, enfocada a la multidisciplina, la filosofía, la teoría y la metodología, aunque en sus índices aparecieron tópicos locales y regionales de distinta factura, desde el enfoque de la historia; en 1995 comenzó a salir América Latina en la Historia Económica, como parte de la Asociación Mexicana de Historia Económica y con el sello editorial del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, con claro objetivo vinculado a la historia económica y social de diversos y variados tópicos; La Universidad Autónoma de Sinaloa, donde hay abundantes historiadores regionales, comenzó a publicar en 1990 Clío, con claro objetivo de mostrar los estudios que se realizaban sobre la historia sinaloense y énfasis en la historia económica y social; desde ese mismo año de 1990 comenzó a publicarse el Boletín del Fideicomiso y Archivos Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca, que desde entonces publica artículos puntuales sustentados con documentos que contiene ese archivo y que normalmente se refieren a acontecimientos o personajes de la revolución o posrevolución mexicanas hechos por historiadores visitantes del importante repositorio documental, que ha sentado una tradición de publicación y difusión dentro del gremio historiador; desde ese año, la historia comenzó a resaltar en la publicación de Debate Feminista, donde las mujeres y el género comenzaron a ser atención de la historia mexicana y de otras latitudes de las ciencias sociales; desde 1995, la Fundación Rafael Preciado Hernández, A.C., del Partido Acción Nacional, comenzó a publicar semestralmente la Revista Propuesta, con claro enfoque relacionado con la historia del partido y análisis político sobre México contemporáneo, y que se publicó largo tiempo, con plumas provenientes de la academia; desde 1999, apareció la revista Vetas de El Colegio de San Luis Potosí, con vocación regionalista sobre distintos periodos de la historia potosina; igualmente en ese año comenzó a publicarse Caleidoscopio, revista trimestral de ciencias sociales y humanidades, en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, con clara tendencia regionalista y multidisciplinaria, el énfasis puesto en la historia hidrocálida con apertura en el análisis historiográfico o la historia de otras latitudes; por el estilo apareció la revista Regiones, revista interdisciplinaria de estudios regionales, desde 1994, que editó el Centro de Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad de Guanajuato, con un marcado enfoque de la historia local y regional guanajuatense; con la misma vocación se publicó Cuadernos del Sur desde 1992, por parte de la Universidad Benito Juárez de Oaxaca, que entrelazó la historia con la sociología o la antropología en varios artículos sobre las distintas regiones oaxaqueñas; con iguales intenciones se editó Región y Sociedad, por parte de El Colegio de Sonora, desde 1999.

La revista de divulgación del INERHM Sólo Historia, enfocada a los estudios sobre la revolución mexicana se comenzó a editar trimestralmente desde 1999, desde el 2003 se convirtió en Nuestro Siglo, que duró tres números más con colaboraciones tomadas de los foros académicos que esa institución realizaba y algunas entrevistas con historiadores y un diseño atractivo para la divulgación histórica. Desde ese mismo año, se comenzó a editar la revista Signos Históricos, por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana de Iztapalapa, veta de estudios históricos desde los setentas, seguidora de la Revista de Ciencias Sociales y Humanidades Iztapalapa, donde publicaban importantes artículos los historiadores de esa universidad sobre los siglos XIX y XX o de análisis historiográfico; de 1997 proviene la edición de la Revista Frontera Norte, revista internacional de fronteras, territorios y regiones, con importantes trabajos vinculados a la migración, la marginación, la desigualdad y la historia de los fenómenos de frontera territorial y regional; desde 1996 apareció la Revista Mexicana del Caribe, enfocada a los estudios históricos vinculados a esa región caribeña, financiada por la Universidad Autónoma de Quintana Roo.

Desde el año 2000, un grupo de académicos formaron el Centro de Estudios Internacionales que, desde el enfoque de la historia global, publicaron la Revista Perspectivas Históricas, Historical Perspectives, Perspectives Historiques, con énfasis en México, América Latina y Europa, y claro marcaje vinculado al análisis historiográfico y temas novedosos que estaban de moda en aquel entonces. Sobrevivió varios años y tuvo colaboradores provenientes de la escuela francesa de Annales. Tempus, revista en historia general, comenzó a ser publicada en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM desde el 2015, con una tendencia globalista pero con nula continuidad, abarcando temas relacionados con la historia de México.

Desde 1993, la Editorial Raíces publica Arqueología Mexicana, enfocada a la historia del México antiguo en todas sus expresiones, que aparece mensualmente desde entonces, bellamente ilustrada y editada. No hay tópico o tema que no haya sido dado a conocer en esta publicación de divulgación. Toda la expresión del México prehispánico está contenida allí, con la participación de infinidad de arqueólogos, historiadores y estudiosos de la antigüedad mexicana. En 1992 se comenzó a editar el Boletín Oficial del Instituto Nacional de Antropología e Historia, retomando el Boletín del Museo Nacional de México, que se publicó entre 1902 y 1959, cuyo creador fue Alfredo Chavero, con artículos referidos a los distintos aspectos históricos relacionados con las temáticas de esa institución, acercándose a la divulgación histórica de amplia circulación. Desde 1997 apareció la Revista Alquimia, como revista semestral del Sistema Nacional de Fototecas del INAH, con artículos bien equilibrados referidos a la fotografía histórica y temas puntuales.

H-México se constituyó, desde 1995, en un portal especializado y enfocado al trabajo de investigación, docencia y difusión del conocimiento histórico mexicano. Este portal web fue de fundamental importancia en la difusión del trabajo del historiador, ahora pionero e influyente para el gremio. Los portales de historia pasaron a ser un complemento indispensable de las revistas, ahora agregando todas las actividades vinculadas al trabajo historiográfico. Se siguió el ejemplo de muchos portales y revistas de historia que surgieron en España y Estados Unidos a finales de la década de los noventa y que ahora son muy influyentes en el conocimiento historiográfico. La divulgación del trabajo del historiador ha representado un impulso destacadísimo para la disciplina.

La historia se ha visto beneficiada por la publicación de revistas académicas y de divulgación, sobre todo en las primeras dos décadas del actual siglo. Es impresionante el número de revistas que se publican en los estados de la república, en especial en universidades y centros de estudio o por parte de sociedades y redes académicas. A la impresión en papel se ha sumado la creación de portales y paginas web donde se publican diversos contenidos. En el año 2000 comenzó la publicación de Istor en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) con enfoque dirigido a la historia global;  en el 2003 se publicó en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), la revista Graffylia, sobre filosofía, lingüística, literatura, historia, estética, arte, antropología y educación; desde 2003 se publicó la revista Ulúa, revista de historia, sociedad y cultura, por parte de la Universidad Veracruzana y en el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales, donde hay una plantilla de historiadores de primera línea sobre historia local y regional; el tradicional Boletín del Archivo General de la Nación, donde además de artículos se publicaron documentos, cobró impulso en la primera década de este siglo, en forma de libro se publicaron interesantes artículos, documentos y noticias del gran mundo que es el Archivo; Tarwá, revista de historia, comenzó a publicarse en el año 2000 por parte de la División de Estudios Históricos y Humanos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, con la propuesta interesante de incluir avances de investigación de los estudiantes; desde 2009, la misma Universidad de Guadalajara edita Letras Históricas con temas sociales, culturales y políticos de distintos periodos históricos tanto regionales como nacionales; también desde este año se publica en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas la revista Liminar. Estudios sociales y humanísticos, con un espectro amplio de temas provenientes de la historia, las ciencias sociales y las humanidades, una amalgama gráfica incluida; desde 2017 se edita electrónicamente la Revista Mexicana de Historia de la Educación, desde la Universidad Autónoma de Querétaro, que tuvo sus antecedentes en otras producciones de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación, que surgió mediante reuniones académicas donde se abordaban los distintos aspectos de esa historia tan importante; de la misma factura es el Anuario Mexicano de Historia de la Educación, con trabajos de investigación muy orientados a la historia local y regional; Instersticios Sociales, desde 2011, en El Colegio de Jalisco, incursionó en la vida digital con toda la parafernalia académica del caso y con trabajos relacionados con la historia jalisciense y de otras latitudes, incluyendo el análisis historiográfico; también se publicó desde enero del 2013, la revista Trashumante, Revista Americana de Historia Social, por parte del Grupo de Investigación en Historia Social y la Red Internacional de Historia Social, con financiamiento de la Universidad Autónoma Metropolitana de Cuajimalpa y la Universidad de Antioquia de Colombia, con marcada atención en temas relativos a América Latina, donde se ha hecho énfasis en la historia urbana, local y regional pero también de aspectos sobre la vida cotidiana, las políticas públicas y otros temas innovadores; en ese mismo año se comenzó a publicar Oficio, revista de historia e interdisciplina, por parte del Departamento de Historia de la Universidad de Guanajuato, con clara tendencia historiográfica centrada en la historia regional, sin descartar análisis de teoría y metodología o hasta de filosofía, con un limitado impacto por la falta de distribución.

El año 2010, con motivo de las conmemoraciones por el bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución, hubo un estímulo de las publicaciones históricas. Surgieron varias revistas de divulgación: Memoria de las revoluciones en México, de la que se publicaron 10 números, con importantes artículos académicos y abundantes fotografías históricas y una edición de excelencia, muy coffee table book, difícil de leer y manipular por su formato, pero con una belleza incomparable, fue una gran aportación para la historiografía del momento con sus bemoles; desde el año 2008 se publicó BiCentenario, por parte del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, con artículos de divulgación académica, que circuló en el medio de los historiadores sin tener un impacto público importante, y que se sigue publicando, con temas muy fragmentarios que no dejan de hacerse con una perspectiva académica; Relatos e Historias en México, editada por la editorial Raíces, de las más populares e influyentes en la historiografía actual, se publicó desde septiembre del 2008, con profusión de imágenes e iconografía, fotografía histórica y artículos breves con temas vinculados a la historia mexicana de todos los tiempos, donde resaltan acontecimientos, personajes y temas de gran interés, que se sigue publicando con gran éxito mensualmente.

Parte de la historiografía mexicana ha evolucionado con la publicación de las revistas históricas. Gran parte de ellas ha tenido vocación académica, pero también en el campo de la divulgación. Esta revisión, para nada exhaustiva, muestra que las revistas son influyentes dentro de la historiografía. Funcionan para difundir el trabajo de los historiadores y otros cientistas sociales, igualmente para la participación de intelectuales y escritores. El intercambio académico o de divulgación ha sido la materia principal de las revistas, cuya circulación es frecuente, constante y abundante, rebasando la difusión de los libros. Las revistas cuentan con un papel principal en la historiografía y la difusión del conocimiento histórico.

Ahora la publicación de revistas se refugia en el mundo digital, mediante portales, blogs, podcats, páginas específicas, que mantiene su tradición e impacto en el público. Las ediciones impresas van cediendo para que las revistas se difundan mucho más en el mundo digital. Hay revistas que ya tienen todos sus números y volúmenes en línea, con el acceso abierto. Muchas no se consiguen impresas, guardadas en bodegas u oficinas de espacios universitarios, no circulan, excepto, claro está, aquellas relacionadas con la divulgación, muchas de las cuales se encuentran en los quioscos de venta de periódicos o revistas o en tiendas con librerías. Su futuro se encontrará en el mundo digital, incluso con el aval de instancias gubernamentales como el CONACYT, que ha forzado a todas estas publicaciones a cumplir con ciertos estándares para alcanzar la categoría de reconocimiento “indexado”, es decir, reconocimiento de un status científico o de divulgación. Las revistas académicas se han burocratizado tanto, que incluso se refleja en sus páginas web, donde se publican amplios requisitos, avales y vericuetos en su conformación y publicación. Lo curioso es que no se reparten o venden al gran público. Solamente se leen entre colegas o sirven para los famosos “puntitos” curriculares o de estímulos, están al servicio del Sistema Nacional de Investigadores o los estímulos universitarios, no a la vocación por la historia. En las páginas web de las revistas académicas se reflejan los mismos índices y procedimientos y normas.

Las revistas encuentran un amplio espectro de difusión dentro de la web, ahora principalmente a través de bases de datos o index sobre temas y artículos de todo el mundo, que permiten consultarse a texto completo y bajar las aportaciones en PDF. La difusión de los artículos especializados sobre distintos temas y variadas publicaciones es muy destacada e infinita, muy útil para la investigación. Dentro de los principales espacios están JSTOR, DIALNET, SCIELO, REDALYC, que contienen bases de datos muy amplias y donde figuran las revistas mexicanas con sus contenidos. La historia de las revistas dedicadas d al historia muy bien se puede reconstruir puntualmente gracias a estos repositorios digitales, pero igualmente, en el caso de las revistas indexadas, a que en cada una se encuentra el archivo histórico de los contenidos de cada número.

Gran cantidad de revistas históricas se encuentran atadas a las mafias académicas institucionales o de camarillas, que hacen evaluaciones y dictámenes para dar status profesional y “científico” a estas publicaciones. En gran cantidad de ellas, sobre todo dentro de las universidades estatales o centros públicos de investigación, las revistas suelen estar atrapadas en un marasmo burocrático o elitista, publican allí los “cuates” o “afectos” o “benefactores”, que suelen ser dictaminados favorablemente. Muy pocas revistas se salvan de esta circunstancia mafiosa, por más procedimientos y normas que pongan dentro de sus estructuras, avaladas por un padrón existente en el CONACYT o en el sector cultural.

Las revistas de divulgación histórica tienen más futuro que otras “científicas” por sus rasgos de impresión o de aparición digital y diseños atractivos en imágenes o fotografías o iconografía. La distribución es más eficiente y representan negocio para los editores, no como las revistas académicas que dependen de los presupuestos de universidades y centros de estudio, o de las mafias académicas que las conforman. Estas son de distribución restringida entre colegas para leerse mutuamente, no van más allá.

No hay que dejar de mencionar la influencia de los portales web en la difusión del conocimiento del pasado en todas las latitudes. México se encuentra en un lugar privilegiado en este aspecto. Con esto, se garantiza la posición influyente de las revistas dentro de la historiografía mexicana. Siguen siendo un medio de intercambio y divulgación del conocimiento del pasado. Ahora encuentran en la brecha digital el camino de subsistencia en un mundo amplio e infinito, plural y heterogéneo.

 

 

2 comentarios:

  1. Excelente análisis del estado del arte de las revistas dedicadas a la historia en nuestro país.

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