diciembre 12, 2021

Historiografía sobre la familia en México

 

En el año 2010, la secretaría de Educación Pública y la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, convocaron a un programa denominado Historias de familia del Bicentenario, con la intención de rescatar del olvido y del anonimato aquellas historias relacionadas con la tradición oral o las vivencias familiares relacionadas con la historia de México. El proyecto era ambicioso y hasta complejo. Esto en el marco de las conmemoraciones del bicentenario de la independencia y centenario de la revolución. Para realizar el proyecto se dispuso de un portal de internet, donde se alojaron las historias que la gente narrara o relatara. Más de cien mil historias se juntaron, con la participación de niños, jóvenes, adultos, mayores, hombres y mujeres de todos los estados del país, que participaron contando aspectos familiares resguardados en la memoria de sus familias, relacionados con la historia de México. Las historias fueron plurales y heterogéneas, unas entretenidas, otras ligeras, unas más simpáticas, otras documentadas, unas cortas y otras largas. El rescate de anécdotas y acontecimientos, personajes, batallas y episodios fue común. Historias de los tatarabuelos, los bisabuelos, los abuelos, los padres, los tíos, los primos, los sobrinos, los compadres, los amigos, las señoras y señores, los niños y las niñas, los jóvenes y los conocidos dieron rienda suelta al rescate de la tradición oral familiar, pero igual a la remembranza de hechos y acontecimientos del pasado. Una de las conclusiones del proyecto fue que: “Afortunadamente, en nuestro país la familia es el núcleo más importante de la sociedad, pues gracias a ella logramos preservar costumbres, como la de reunirse el fin de semana o salir juntos, y es precisamente entonces cuando se comparten historias de algunos miembros de la familia, acontecimientos importantes en la vida de ese grupo de personas o simples recuerdos de momentos curiosos, interesantes o especiales, es decir, las experiencias se han trasmitido de generación en generación, y ese legado es también un tesoro que debemos valorar, pues la historia de los mexicanos está en los libros, pero también en los hogares de todo el país”. Se realizó entonces una selección general de todo ese bagaje de historias contadas (Pablo Serrano Álvarez (coordinador de la selección), Historias de familia, México, INEHRM, SEP, 2011).

La historia de la familia en México abre un mar de historias infinito. Es una veta de investigación muy amplia y compleja. Se han dado intentos académicos vinculados a la historia de la vida cotidiana o de las mentalidades, o mediante la genealogía cronológica, la historia de los testamentos y notarías, la historia económica y social o de la historia cultural. En cambio, ha habido avances en materia de la novela histórica, la biografía de ciertos personajes o de la historia de las familias pudientes. Algunas luces se han logrado para la historia colonial, la independencia, el periodo de construcción nacional, la reforma liberal, el porfiriato o la revolución. Sobre todo, los intentos se han centrado en la participación de ciertas familias en los acontecimientos históricos que han marcado el rumbo de México. El estudio de las oligarquías o del empresariado o de los liderazgos ha favorecido que se hagan historias familiares, enfocadas a espacios micro, como comunidades o localidades relacionados con los ranchos, las haciendas, los pueblos, las ciudades o ciertos estados o entidades regionales o de la república. Los personajes económicos, políticos, sociales o culturales han atraído la hechura o reconstrucción familiar, por su importancia y acción. La vida familiar ha sido particularmente difícil de reconstruir para ciertos periodos.

De entrada hay que definir a la familia como un conjunto de personas que proceden de un tronco común de un matrimonio o filiación. Los ascendientes de línea recta o colateral se van construyendo en el tiempo, compuestos siempre por abuelos, padres, tíos, hermanos, primos, sobrinos. Los ancestros se van construyendo con el paso del tiempo por el parentesco y líneas de ascendencia. La familia es una institución de carácter social con vínculos legales y religiosos o sociales, cuya línea histórica viene de muy lejos y se construye por medio de una genealogía histórica, que favorece una reconstrucción de uniones parentales mediante el matrimonio o la unión de componentes. La etnografía y la antropología han favorecido el entendimiento de los rasgos comunes familiares, en cambio la historia de la genealogía ha permitido el estudio de la ascendencia y descendencia de un grupo familiar a través del tiempo y su evolución. La historia del parentesco se compone de individuos con lazos de linaje o jerarquía ascendente y descendente. La demografía histórica también favorece el estudio de la familia a través del tiempo, con sus vinculaciones sociales principalmente, igual mediante los comportamientos religiosos, civiles, educativos y de salud. Esto implica el estudio del matrimonio y otros hechos relacionados con la unidad o dispersión del grupo familiar. El seguimiento genealógico permite una reconstrucción interesante, así como los orígenes sociales o los comportamientos y su composición económica, social, política o cultural en espacios concretos de acción o socialización.

La historiografía sobre la familia ha sido muy amplia en Francia e Inglaterra, un poco menos en Italia o Estados Unidos. La historiografía latinoamericana es escasa en el tema de lo familiar, excepto por historias familiares un tanto cuanto aisladas, como sucede en el caso de México, aunque ha habido impulsos interesantes para los siglos coloniales.

Los enfoques metodológicos provenientes de la sociología, la antropología, la demografía y la historia social han favorecido el desarrollo de ciertas teorías y metodologías que han permitido avanzar en el estudio de la historia de la familia. El tema sigue siendo muy innovador a nivel mundial. Como en muchos temas, el problema de esta historia depende de las fuentes. Para unas épocas los registros parroquiales, para otros la correspondencia personal o los testamentos, son fuentes centrales para la reconstrucción genealógica y las relaciones o vida familiar material, pero, para periodos modernos y contemporáneos, los documentos personales, los diarios, las autobiografías, las memorias, la prensa, la literatura, las fotografías, los documentos legales o psicológicos o educativos o inclusive de la salud, son las fuentes por excelencia de la historia de las familias. A esto debe agregarse la tradición oral familiar, que parece brindar una fuente inagotable de conocimientos sobre el pasado, de los componentes y acciones de los miembros de las familias, si es el caso de que no se ha perdido en la memoria de los tiempos o se ha diluido en los recuerdos de los componentes familiares.

La historiografía de tema familiar en México es prácticamente inexistente, aislada y encerrada en el circuito académico, aunque se han dado avances a considerar en cualquier evaluación historiográfica. No hay abundancia de este tipo de estudios, excepto en algunos casos aislados muy puntuales o fragmentarios, vinculados a algunos casos en el periodo colonial de los siglos XVII y XVIII, inicios del siglo XIX y varios para el caso del siglo XX. El enfoque urbano o regional parece que está rindiendo frutos en algunos estudios que se emprenden en la actualidad. Normalmente, el estudio de la historia de familia viene a cuento desde la esfera de lo privado, o, fundamentalmente, en el estudio de las mentalidades, la vida cotidiana o sobre asuntos legales de propiedades, posesiones materiales o pleitos judiciales de largo proceso o importancia. Los testamentos parecen ser las fuentes más destacadas para entender la trayectoria y la composición familiar. Algunas aportaciones historiográficas se han alcanzado desde la esfera de la antropología vinculada a fenómenos sociales urbanos o procesos económicos de empresas y empresarios, o de propiedades agrarias y urbanas, donde por lo regular se ha involucrado históricamente a familias de renombre o de clase media y hasta baja.

La historiografía sobre la familia mexicana se ha nutrido de la antropología muchísimo. Momento significativo fue en 1961 con la publicación de Los hijos de Sánchez, autobiografía de una familia mexicana de Oscar Lewis, que retrató la historia de una familia pobre y urbana en pleno contexto de la modernidad contemporánea del país. También, Larissa Lomnitz, que emprendió importantes estudios relacionados con la historia familiar de cierta élite económica y social mexicana en el siglo XX. Tal fue el caso de su libro Una familia de élite mexicana. Parentesco, clase y cultura, 1820-1980, escrito junto con Marisol Pérez Lizaur. Ambos trabajos de investigación dieron luces para abrir brecha en los estudios vinculados con la historia de la familia en México en el periodo contemporáneo.

Desde el decenio de los noventas, los estudios sobre la historia de la familia se impulsaron desde las investigaciones centradas en la vida cotidiana, la vida privada, la vida de las mujeres, el matrimonio, las élites, las dotes, las mentalidades, la educación, la economía urbana, los problemas judiciales, la religión, estratos sociales, las pasiones, objetos de estudio centrados en los siglos coloniales (en lo fundamental para el caso de los siglos XVII y XVIII) y el siglo XIX, y trabajados utilizando fuentes novedosas y con originalidad de casos y procesos históricos, por Pilar Gonzalbo Aizpuru, Cecilia Rabell Romero, Robert McCaa, Silvia M Arrom, Verónica Zárate Toscano, Anne Staples, Cristina Torales, entre otros.

Gran parte de las historias de familia se han centrado en la ciudad de México y en familias de la élite económica y social, gracias a la utilización de fuentes de primera mano que existen en los archivos notariales y oficiales. La vida familiar de varias familias ha sido reconstruida por Pilar Gonzalbo Aizpuru con gran aportación. Algunos de sus discípulos lo han hecho para el caso de los primeros años del siglo XIX.

 

 

 

 

 

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