julio 04, 2021

La oposición política en México y su historiografía

 

 

Pablo Serrano Álvarez

Triskelion, S.C.

 

En el mes de abril del 2002 fundé el Seminario “Rebeliones, oposición política y democracia en el siglo XX”, con la intención de conjuntar la participación de varios estudiosos sobre ese gran tema de actualidad. Hacer un recorrido por todo el siglo revisando casos de movimientos opositores armados o civiles o, incluso, encabezados por importantes personajes políticos en diversos periodos históricos, fue la intención general de ese seminario de investigación que se convertiría en un libro colectivo.

Por diversas circunstancias no se pudieron llevar a cabo los objetivos, pero el tema quedó esbozado como susceptible de estudio y análisis desde la mirada de los historiadores dentro de la historia contemporánea de México. Unos años después, la historiadora del INAH, Elisa Servín, publicó un importante libro, titulado La oposición política, que emprendió un recorrido historiográfico y de análisis, marcando líneas de investigación y brindando un estado de la cuestión destacado para futuros estudios.[1]

La oposición política ha sido una constante en la historia de México desde su nacimiento como nación. Las rebeliones, revueltas, revoluciones, motines, guerras, movimientos políticos, enfrentamientos o conflictos poselectorales han formado parte de la historia política de la nación o sus regiones o localidades. La inestabilidad política del siglo decimónico e inicios del siglo XX, fue una característica de las querellas políticas personalistas y de movimientos políticos que se opusieron a gobernantes, caciques, caudillos o políticas. Luego vinieron los conflictos o movimientos políticos por temas electorales, que modernizaron, hasta cierto punto, a la oposición con la expresión de partidos políticos u organizaciones opositoras, donde la ideología o los programas de acción fueron bandera para la protesta, la demanda o la movilización contra personajes políticos, gobernantes o gobiernos o partidos. La oposición estuvo vinculada casi siempre a la necesidad del cambio político y al logro de la democracia, prácticamente desde inicios del siglo XX. De la oposición aguerrida por la lucha por el poder, se pasó a la oposición política electoralista. La oposición siempre generó inestabilidad gubernamental o procesos electorales dañados en cuanto a la cohesión o la legitimidad de personajes o gobiernos. La inestabilidad política implicó cambios políticos profundos conforme avanzó el siglo, hasta que se dio una fractura profunda en el año 2000, que modificó el panorama de expresión de la oposición política, vinculándola ahora a una etapa de transición política pero también de alternancia del poder.

Durante el siglo XX la historia mexicana se caracterizó por la presencia constante de movilizaciones políticas, con cariz social, algunas, con intenciones electorales, otras, con causas personalistas, algunas más, y con luchas por el logro de ideales democráticos, varias más. Las rebeliones políticas o sociales fueron un rasgo distintivo de la revolución y posrevolución, mientras que las oposiciones políticas por el logro de la democracia fueron una característica distintiva de la modernidad política alcanzada en la posrevolución y en el periodo contemporáneo.

Las rebeliones y oposiciones políticas fueron momentos coyunturales que mediante la movilización militar, social, campesina, obrera, de las clases medias o de grupos o personajes políticos, oficiales, de derecha o de izquierda, se expresaron contra el Estado, el gobierno, las instituciones, los partidos en el poder o los gobernantes en turno, demandando justicia, equidad, igualdad, equilibrio o ideales democráticos afines a su causa, proyectos o demandas, que coincidía, normalmente, con el logro del poder o el cambio social o político en el país, pero también en las regiones.

Durante todo el siglo XX los movimientos políticos oposicionistas representaron una buena razón para el movimiento de la sociedad civil contra el Estado, coincidiendo demandas sociales con objetivos políticos concretos que demandaban el cumplimiento del ideal democrático nacional, la reforma de las instituciones, la apertura del sistema político o demandas electorales muy concretas.

Partidos políticos, organizaciones sociopolíticas, líderes sociales y políticos, grupos de izquierda, centro o derecha, representaron los actores por excelencia de estas coyunturas o acontecimientos que marcaron a la historia política mexicana durante todo el siglo. Unos se expresaron como movimientos tradicionales, otros como modernos, pero siempre expresando ideales democráticos, cambios políticos o retrocesos o ideales reaccionarios.

Las rebeliones y oposiciones políticas en México marcaron la construcción, consolidación y estabilidad del Estado mexicano durante el siglo XX, pero también las rupturas y continuidades de lo tradicional y lo moderno, el retroceso o el avance en la modernidad política del cambio o readecuación del sistema político, los gobiernos, las instituciones y la lucha democrática nacional.

Las rebeliones militares, sociales, civiles y de personajes o grupos políticos fueron una característica de la Revolución y la posrevolución, mientras que las oposiciones políticas democráticas se insertaron también en el proceso revolucionario y posrevolucionario, pero se distinguieron más en el periodo contemporáneo desde el decenio de los treintas.

El listado de rebeliones y oposiciones políticas es extenso:

 

-       Magonismo.

-       El maderismo.

-       El reyismo.

-       El orozquismo.

-       La asonada huertista de Félix Díaz y Victoriano Huerta.

-       La oposición carrancista.

-       El felicismo de 1916-1917.

-       La rebelión de Agua Prieta.

-       La rebelión de Rafael Buelna.

-       El delahuertismo.

-       La oposición de Arnulfo R. Gómez y Francisco R. Serrano.

-       Cristeros.

-       La rebelión escobarista.

-       El vasconcelismo.

-       El cedillismo.

-       Los grupos comunistas.

-       Los sinarquistas.

-       El almazanismo.

-       La oposición de Ezequiel Padilla.

-       El lombardismo socialista.

-       El henriquismo.

-       El jaramillismo.

-       Navismo.

-       Las movilizaciones de ferrocarrileros, magisterio, médicos.

-       Las movilizaciones estudiantiles.

-       Los movimientos políticos de finales de los setenta y principios de los ochenta.

-       Guerrilla 70s.

-       El cardenismo de 1988.

-       El EZLN, 1994-2000.

-       La gesta democrática del 2000.

 

Cada una de estas rebeliones y movimientos de oposición política dejaron huella dentro de la historia política nacional, marcando, indiscutiblemente, al Estado, el gobierno, las instituciones, la sociedad civil y la lucha constante por el ideal democrático nacional.

La historiografía sobre la oposición política en México es vasta en testimonios, documentos y obras secundarias y hemerografía. Cada momento significó un acontecimiento histórico que se vinculó al cambio político y a la estabilidad política. Destacan los actores históricos que encabezaron la oposición pero igual los movimientos políticos y sociales que se conformaron y actuaron en la expresión contraria al status quo. Una gran muestra historiográfica se muestra en el libro ya citado de Elisa Servín.

Para el caso de la oposición política en el siglo XXI hay una producción abundante que, al calor de los acontecimientos, se fue dando en un par de décadas, donde destaca la expresión de la oposición partidista y de personajes políticos de la izquierda y la derecha en procesos electorales que han sido fuertes para la estabilidad política, como los de 2006, 2012 y 2018. La oposición ha sido una característica del sistema político mexicano actual, con personajes coyunturales pero también con movilizaciones sociales y políticas que han mostrado la expresión de los ideales democráticos de la actualidad. Este tema tan importante sigue esperando que los historiadores lo estudien y aborden suficientemente, es parte indiscutible de la identidad política mexicana.

 

 

 

 



[1] Elisa Servín, La oposición política, México, Fondo de Cultura Económica, CIDE, 2006, (Colección Herramientas para Historia).

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